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Mulán: la guerrera china que desafió al mundo patriarcal

Por Sofía Verón

Instagram: @sofisblogg

Liu Yifei en “Mulán”(2020).

Todos ya sabemos de qué va el clásico de Disney de la legendaria guerrera china que lo desafió todo: Mulán. Y es que esta muchacha mitad princesa y mitad guerrera volvió a ser noticia por el estreno de su versiónlive-action, versión que Disney + ofrece a sus suscriptores pagando la suma de 30 dólares. ¿Pagarían ustedes un valor adicional al de la suscripción? De todas maneras, esta es una discusión aparte que da para rato, así que mejor introduzcámonos en la historia en sí. 


¿Por qué Mulán es la primera princesa de Disney que rompe con los mandatos impuestos, con la cultura de un país donde todo el mundo obedece las reglas como lo es China, con el estereotipo de princesa y de feminidad, con la manera de revolucionar y hacer justicia? 


Mulán se estrenó por primera vez en el año 1998 cuando ya conocíamos varias princesas de Disney, como Blancanieves y La Sirenita. Y llega a nuestras pantallas en vísperas de un nuevo siglo para, básicamente, mostrarnos que el género no define lo que podemos o queremos ser en la vida, porque esta princesa supo ser eso: una princesa pero también una guerrera (y qué guerrera, ¿no?). 


Cuando Mulán es enviada a la casamentera para arreglarse, durante toda esa secuencia que dura su “restauración”, suena la canción Honra Nos Darás, que en una parte afirma la frase que determina la misión y el rol de Mulán y de todas las mujeres chinas: “Los hombres luchan para honrar a nuestro emperador. Las chicas les han de dar sus hijos con amor”. Estaba claro: Mulán no debía conquistar a China, sino a algún hombre que luchara por su imperio. Pero, ¿eso era lo que quería esta muchacha? Claro que no, ella quería dejar huella poniéndose en acción, no quedándose sentada, estática y maquillada de pies a cabeza esperando a que algún hombre la viera y se enamorara de ella. Finalmente, sin buscarlo, encontró la excusa perfecta: reemplazaría a su padre enfermo en una guerra para salvar a su nación.

Sin saber bien cómo ser importante para su amada China, Mulán resolvió su gran conflicto y, además, cuidaría así la salud de su padre. Con algo de miedo pero más coraje que cualquier otra cosa, Mulán se convertiría en Ping, un soldado que bajo su armadura seguía siendo una mujer en medio de un mundo que era sólo para hombres: el de la guerra. 


¿Acaso alguien se podría haber imaginado que una mujer, para cuidar a su padre y no defraudar a su imperio, se disfrazaría de un soldado y lucharía en una guerra? Por eso es que Disney, llegando al final de los años noventa, revoluciona todo el cine que venía mostrándonos hasta entonces. 


Por último, hablemos del acento que pone Disney en la masculinidad en esta película. Hombres guerreros, haciendo pruebas de fuerza constantemente, cantando canciones masculinas que demuestran aún más su manera de ver a las mujeres y de verse a ellos mismos. Y algo más: ¿también hay un guiño oculto a la bisexualidad? ¿Qué le sucede a Li Shang con Ping, el único soldado con el que logra entenderse y encuentra amistad en medio de un ambiente de guerra que se avecina? Si bien Disney nunca reconoció que Li Shang, el soldado al frente de todo el ejército, haya sido bisexual, queda a la vista de cualquier espectador que este hombre se vinculó de manera íntima con Ping antes de saber que debajo de ese traje de soldado había una mujer y era Mulán.


Quiero agregar que para mí no fue acertada la decisión de sacar a Shang en la versión live-action, y tampoco voy a negar que será raro no encontrarme con Mushu, el dragón carismático que acompaña a Mulán a donde sea que vaya. 


Me animo a decir que Mulán es la primera película de Disney en tocar temas de una manera distinta, nueva, con más impacto, y eso me encanta, porque me fascina ver que una mujer puede desafiar lo que sea para llegar a ser alguien, lo que sea que quiera ser. Mulán no solo logra esto, sino también salvar a su país.


© 2020 Historia del Cine

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